jueves, octubre 07, 2004

Dedicado

Y esta noche, le dedico estos versos a una gran acompañante.

SONETO A MI ALMOHADA :

Perfidos senderos de la vida infiel
que me han enseñado a puerta cerrada.
¡Que silencioso me encierro en mi almohada,
llorando la sangre del gran cascabel!

Ella acomoda la frondosa de piel,
acuna penas de una dulce amada.
Nunca rechaza a la tal desdichada.
Nunca rechaza mis dos lunas de hiel.

Y cuando la noche se haga noche
y los sueños irrumpan como un rayo,
no olvides protegerme del derroche

financiado por cansancio en un fallo
de tus plumas, ¡cogere un coche!:
pienso, discuto, me enfado y me callo.

Espero que te gusten cuando te los susurre al oido.