miércoles, marzo 30, 2005

Mensaje al tal

¡Ay, de la Luna! Si volviese a bajar para tapar alguna boca que otra con su inmenso resplendor blanco...
Una cosa te diré, que no te deseo mal ninguno, porque de maldad ya vas cargada innoble persona. El odio y el lamento recorren tus largas venas frustradas de llanto pesimista. Espero que nunca más te vuelvas a topar conmigo, y que de tus aterradores gritos nunca vuelva a distinguir mi nombre. También espero que de tu encharcada alma de pérfida alevosía nunca más rezuma ningún pensamiento que conmigo tenga que ver. Sólo quiero que vuelvas a marchar al gélido infierno del que una vez saliste para crear el dolor, y que allí destripes tus sangrientas entrañas acostumbradas a la guerra que una vez quisiste empezar.