Esta mañana (más bien mediodía) me levanté con un muy buen sabor de boca, y es que acababa de tener un sueño precioso, no sé si el mejor que he tenido nunca, pero sí de los que ahora mismo recuerdo.
Era un sueño que transcurría este verano, el día de mi 23 cumpleaños. Yo al principio me encontraba con mi familia celebrándolo en un lugar abierto, y de repente llega una chica muy especial para mi. Me lleve una grata sorpresa al verla, realmente no me lo esperaba.
La siguiente parte transcurría en un piso (aún me acuerdo de algunos detalles de aquel lugar inventado).
Y bueno, lo que hizo especial este sueño fue esa visita. A estas horas ya no me acuerdo de muchas cosas, ni quiero contar otras que si recuerdo, pero ha sido genial.
¿Será cierto que
los sueños son el reflejo de la realidad? Yo confío en que si.